
Lo que llama poderosamente la atención es que las niñas son de ideología gótica, declarado movimiento "apolítico", que deja a su solidario padre más sólo que la una. Estas menores, por llevar la contraria a papá, no quieren ni aumentarse el pecho (debajo de las túnicas no luce) ni abortar (a ver quién es el valiente que fecunda).
En realidad la crisis no es más que un mal de ojo gótico que se ha desmadrado. El temor a la maldición es tal que, después de la visita, el Departamento de Estado de Barack Obama está buscando una santera para evitar que la Casa Blanca caiga en algún hechizo que la convierta en la Casa de los Horrores.
En portada un reestiling a la Política Gótica...
... el escolta de las jóvenes confiesa que, con el nuevo estilismo, ya no pasa miedo.